El aguardiente ya no tiene fronteras, pero las polémicas políticas en Colombia siguen en auge.
Apuntadores
Esta vez, el tema es el aguardiente. Más allá de su sabor y tradición, hay una historia que hasta hace poco parecía de otra época: las fronteras para la comercialización del aguardiente en Colombia.
Por décadas, los consumidores se vieron limitados por un monopolio que impedía la libre circulación de este licor en todo el país. Si querías un aguardiente específico, tenías que cruzar un puente, viajar a otro departamento o, en muchos casos, recurrir al contrabando.
Pero la Corte Constitucional acaba de cambiar el juego. En un fallo histórico, se declaró inconstitucional la facultad de los gobernadores de prohibir la venta de aguardiente de otros departamentos dentro de sus territorios. A partir de ahora, cualquier aguardiente podrá ser vendido en cualquier parte de Colombia.
El abogado Pablo Felipe Robledo, exsuperintendente de Industria y Comercio, nos acompañó para explicar la magnitud de esta decisión. Durante su gestión, desmanteló carteles de cuadernos, toallas higiénicas, boletas de la Selección Colombia y ahora, como ciudadano, llevó adelante esta demanda junto con otros juristas.
El aguardiente y la libre competencia
Colombia era el único país donde un producto de consumo masivo tenía restricciones de circulación interna. Mientras la carne, la papa y hasta el whisky podían moverse libremente, el aguardiente quedaba sujeto a las decisiones de gobernadores con intereses en las licoreras departamentales.
Pero con este fallo, las reglas cambiaron. Las licoreras ya no podrán operar en mercados cautivos y protegidos, sino que deberán competir en calidad y estrategias de mercadeo. Para algunas, esto representará una oportunidad de expansión; para otras, el reto de reinventarse.
El caso emblemático es el aguardiente amarillo de Manzanares, que ha ganado popularidad pero enfrentó restricciones en Antioquia, Valle y Cundinamarca. Con la decisión de la Corte, este y otros aguardientes podrán ingresar a los mercados donde antes estaban prohibidos.
Impacto económico y político
Si bien algunos gobernadores temen una caída en las utilidades de sus licoreras, la realidad es que el impuesto rentístico que pagan las botellas de aguardiente seguirá existiendo y, con mayor oferta y consumo, podría incluso aumentar la recaudación para salud y educación.
A nivel político, este fallo demuestra que el poder de los gobernadores y sus intereses económicos tienen un límite. Más allá de la controversia, esta decisión favorece a los consumidores y refuerza el principio de libre competencia.
Y hablando de política…
El episodio no podía cerrar sin tocar el panorama político actual. El Consejo de Ministros en vivo de la semana pasada dejó perplejos a muchos. Un monólogo presidencial, ministros discutiendo sin rumbo claro y, lo más llamativo, la ausencia de decisiones concretas.
El exsuperintendente Robledo, crítico acérrimo del gobierno Petro, analizó el caos del Consejo de Ministros y las incoherencias que están marcando la gestión actual. «Un presidente que habla y habla sin dar directrices claras no está gobernando», sentenció.
Por su parte, la oposición parece estar en modo espectador. Como dice el dicho, «cuando tu enemigo se está destruyendo, no hagas nada para evitarlo». Y eso es exactamente lo que está ocurriendo: el gobierno se debilita solo.
Próximo
El aguardiente ya no tiene fronteras, pero las polémicas políticas en Colombia siguen en auge. ¡Nos vemos en el próximo episodio de Apuntadores para seguir analizando lo que realmente importa!
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