En las últimas semanas ocurrieron en Colombia dos hechos que muestran al Estado de Opinión en su verdadera dimensión. Aquella en la que el pueblo se manifiesta y las instituciones escuchan y actúan en consecuencia.
El primero fue la Emergencia Social. Apenas se conocieron los Decretos y se empezaron a sentir sus efectos, el país entero protestó. Ricos y pobres; médicos y pacientes; sanos y enfermos; jóvenes y viejos. Al principio en corrillos, después en la Academia, en los medios tradicionales, en blogs, en correos electrónicos, en las redes sociales y en la calle. El malestar de la gente fue tan grande y su manifestación tan contundente que el Gobierno escuchó y reaccionó.
Al principio, con el Presidente Uribe a la cabeza, el Gobierno trató de convencernos de las bondades de la reforma y de hacernos cambiar de opinión. Como eso no pasó, el Presidente como cabeza y jefe del Gobierno anunció la derogatoria de las normas más impopulares e inconvenientes a juicio de la gente. Esa es la verdadera esencia del Estado de Opinión.
El segundo hecho fue la decisión de la Corte Constitucional que tumbó el referendo reeleccionista. Aquí también se hizo sentir el Estado de Opinión. Las cartas y recursos legales enviados a la Corte; los debates en los medios, la presión de los columnistas, los plantones frente a la Corte de ciudadanos, las encuestas y, por supuesto, los garrafales errores de sus promotores, terminaron echando por tierra la posibilidad de convocar a un referendo para que el pueblo dijera SI o NO a una nueva reelección.
En este caso, quien escuchó fue la Corte Constitucional y actuó en consecuencia.
Como actuó en consecuencia el Presidente Alvaro Uribe al acatar el dictamen del Tribunal Constitucional e instar a todos los colombianos a acatarlo sin reserva: “El Estado de Opinión es una expresión del Estado de Derecho. No es una oposición al Estado de Derecho. El Estado de Opinión, como elemento del Estado de Derecho, tiene que respetar la ley, tiene que respetar la Constitución”.
Esa es la verdadera esencia del Estado de Opinión.
Los colombianos le acabamos de mostrar al mundo, a través del Presidente Alvaro Uribe y la Corte Constitucional que el Estado de Opinión, bien entendido y utilizado, es una herramienta poderosa para que el pueblo se comunique con sus gobernantes y con sus instituciones. Que la opinión de las mayorías es importante, pero y sobre todo, que por encima de las mayorías, el poder y la fuerza están la Constitución, la Ley y la Democracia.
Lo que acaba de pasar en Colombia le envía al mundo un mensaje claro. Este es un país serio. Respetuoso de la Constitución y de la Ley en donde el Estado de Opinión está más vigente que nunca para beneficio y orgullo de todos los ciudadanos.