Estimados lectores,
En la más reciente edición de Periodistas Sin Filtro, tuvimos una conversación esclarecedora con Pedro Medellín, analista político y experto en políticas públicas, sobre la realidad de la «Paz Total» en Colombia y sus efectos en el Acuerdo de Paz con las FARC.
Un país sin gobierno, pero que sigue funcionando
El panorama es inquietante. Juan Camilo Restrepo Salazar, exministro y analista político, señaló en un reciente trino que “una de las cosas más admirables de Colombia es que sigue funcionando a pesar de la ausencia total de gobierno”. Y, en efecto, los datos lo confirman. Mientras el presidente Gustavo Petro recorre el mundo, el país enfrenta una grave crisis de seguridad y control territorial.
El Catatumbo es el epicentro de esta crisis: un mes y dos días con el ELN ejerciendo control total en la región sin que el Ejército actúe para recuperarlo. Las cifras son alarmantes: 5.500 desplazados, 12.000 personas confinadas y 27 homicidios, según la Defensoría del Pueblo. Esta situación se replica en al menos 11 regiones del país, con la presencia activa de 10 grupos armados ilegales.
La Paz Total fracturó el Acuerdo con las FARC
Para el profesor Pedro Medellín, el gobierno Petro dinamitó el Acuerdo de Paz con las FARC al proponer la «Paz Total» como una negociación con todos los actores armados, incluyendo organizaciones criminales. “Cuando se decía que el gobierno anterior había hecho trizas la paz, no fue así. Quien hizo trizas el Acuerdo de Paz con las FARC fue Petro”, afirmó Medellín.
Dos momentos claves confirmaron este quiebre:
- El reconocimiento formal y negociación con las disidencias de las FARC, lideradas por alias ‘Mordisco’.
- El auge de los grupos armados ilegales que están matando a los líderes sociales y firmantes del Acuerdo.
En palabras de Medellín, el fracaso de la Paz Total se debe a que el gobierno de Petro no controla ni el territorio ni la seguridad, sino que los comparte con estos grupos ilegales.
ELN: Una guerrilla transnacional al servicio de Venezuela
Otro de los puntos de análisis más impactantes de la conversación fue el papel del ELN. Según Medellín, el ELN ya no es una guerrilla nacional, sino un brazo armado de la revolución bolivariana de Venezuela. Durante su congreso en 2024, el ELN formalizó su alineación con el régimen de Nicolás Maduro y, hoy por hoy, forma parte de la estrategia militar venezolana para desestabilizar Colombia.
El Catatumbo, según esta tesis, no es solo una disputa territorial entre grupos ilegales, sino una estrategia de protección del régimen venezolano. La toma del Catatumbo por el ELN coincidió con la reelección de Maduro y, según el analista, el gobierno Petro quedó atado a las decisiones de Caracas.
Un gobierno frágil y maniatado
La falta de gobernabilidad en Colombia es evidente. Desde la crisis ministerial del pasado Consejo de Ministros, el país ha quedado en una especie de paréntesis sin dirección clara. Como señala Medellín, Petro está atado por distintos hilos: Venezuela, Benedetti, Vendrell, su círculo cercano y los grupos armados ilegales.
Militares en la encrucijada
En cuanto a las Fuerzas Militares, el analista identificó cuatro grupos dentro de ellas:
- Los petristas, alineados con el gobierno.
- Los institucionales, que obedecen la Constitución, no al presidente.
- Los burócratas, que prefieren no arriesgar su carrera.
- Los corruptos, que aprovechan el caos para enriquecerse.
A pesar del control que Petro intenta imponer sobre las Fuerzas Armadas, su institucionalidad sigue intacta. El Ejército acata las órdenes, pero la línea roja podría llegar si la seguridad del país sigue deteriorándose.
2026: Las elecciones que definirán el futuro
Si bien las elecciones presidenciales de 2026 parecen ser el foco de atención, Pedro Medellín advierte que la verdadera batalla se librará en las elecciones parlamentarias. Petro apostará por una lista fuerte en el Senado y la Cámara para asegurar una base que le permita consolidar poder aún perdiendo la presidencia. Si logra 25 senadores, su oposición será demoledora.
Conclusión
El análisis de Pedro Medellín nos deja una radiografía preocupante del país: un gobierno sin rumbo, un territorio en disputa y una estrategia de paz que en lugar de pacificar, ha generado más violencia. Sin embargo, también nos deja una certeza: Colombia sigue funcionando, gracias a sus instituciones y a una sociedad civil que está más atenta y movilizada que nunca.
Gracias por leernos.