La ligereza de los medios…

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Por: Ángela Londoño

BOGOTA, 06 de Octubre_ RAM_ Sorprendidos e inquietos nos sentimos muchos colombianos con el relato banal y la tensión dramática con la que los medios de comunicación capturan la atención de una ciudadanía cada vez más adormecida con la droga del espectáculo mediático.
Reformas inauditas, anuncios precipitados, promesas improvisadas, confusas condenas y absoluciones… todo ello, acompañado de una información frívola y desenfrenada. Con tanta algarabía ¿Lograrán que la audiencia confunda las noticias reales con las nuevas y absurdas series televisivas y sus protagonistas?
Si bien es cierto que los escándalos elevan los ratings de sintonía, también el excesivo el ruido y la desazón que causan, pueden terminar por aturdir a la ciudadanía. No en vano, la ligereza con la que están siendo tratados trascendentales acontecimientos y sus inciertas repercusiones para la sociedad, está conduciendo al ciudadano por el camino de la duda y de la desconfianza y con ellas, al peligroso abismo de la incredulidad.
Cada día es más difícil para muchos distinguir la otrora línea divisora entre la información de las redes sociales y la de los medios tradicionales de comunicación. Hoy, como sucede en las redes sociales, quien comanda el liderazgo es el tamaño de la audiencia y no la investigación exhaustiva y los contenidos de calidad.
Si bien es cierto que las revoluciones tecnológicas obligan a tomar rápidamente decisiones utilizando la información que se tiene a mano, también lo es que las actitudes precipitadas, producto de la inmediatez, terminan por alejar a los críticos y guardianes del poder, del importante papel que juegan en la sociedad.
¿Irreflexión? ¿Superficialidad? ¿Lucro económico? ¿Presión de los grupos de interés? ¿Urgencia noticiosa? ¿Competencia? Cualquiera o todas ellas, lo cierto es que el propósito de los medios no pareciera responder a la construcción de la nación.
Los ciudadanos tenemos derecho a ser informados y los gobiernos y sus autoridades a dar información oportuna y veraz. El puente que nos une y que da paso a la tranquilidad que resulta de la verdad, lo edifican los periodistas y los medios de comunicación. Informar, formar opinión, promover el debate público, fiscalizar los actos de gobierno y de sus autoridades a través del control y de la rendición de cuentas que prevengan la corrupción… esos son los grandes desafíos que enfrentan los medios hoy.
La sana información es el resultado del equilibrio, de la independencia y de la transparencia. Imposible el bienestar y el progreso de una nación estremecida y abrumada con escándalos a diario; la deshonra sin filtro no puede ser confundida con libertad de expresión.
Pareciera, a simple vista, que la profundidad que exige la prevalencia del interés general, el respeto de los derechos al buen nombre, a la vida y a la libertad, hubieran quedado impresos únicamente en las páginas de nuestra Constitución.

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