“Siempre he dicho que si alguna vez llegaba un día en el que ya no pudiera cumplir con mis obligaciones y expectativas como CEO de Apple, yo sería el primero en comunicarlo. Desafortunadamente, ha llegado ese día.”
Steve Jobs,
Agosto 24 de 2011
Esta frase con la cual empezó su carta de renuncia como CEO de Apple, la empresa que fundó dos veces y a la que le entregó toda su vida, bien le podría servir hoy a Steve Jobs para decir adiós. Esta vez, para siempre.
Y el día llegó. El cáncer ganó la batalla final. Jobs había ganado algunas, pero su legendaria terquedad no le alcanzó. Se fue Steve Jobs. Apenas 24 horas después de que Apple lanzará el último avance de una de sus creaciones más memorables, el iPhone.
Como fundador y director de Apple, hizo del computador un artefacto doméstico de uso masivo, inventó el mouse y las ventanas. Revolucionó la industria de la música con el iPod y iTunes. Partió la historia de la telefonía móvil en dos, antes y después del iPhone. Obligó a la creación de una nueva categoría en el mundo de los computadores con su último gran lanzamiento, el iPad.
Steve Jobs apenas tenía 56 años.
«Nos entristece profundamente anunciar que Steve Jobs falleció hoy», dijo Apple en un comunicado. «La brillantez, la pasión y la energía de Steve fueron la fuente de incontables innovaciones que enriquecen y mejoran todas nuestras vidas». «El mundo es inconmensurablemente mejor debido a Steve».
Afectado por un cáncer de páncreas desde 2004, Jobs recibió un trasplante de hígado a comienzos del 2009. Esa intervención le dio el tiempo que necesitaba para dejarle a sus seguidores y al mundo el iPad, la puerta de entrada a una nueva era de la computación y las comunicaciones.
Jobs fue un pionero. Llevó a Apple de una empresa con dos empleados a un gigante del todo poderoso Valle del Silicio. Apple es hoy la marca más valiosa del mundo. Y pensar que hace apenas 14 años nadie apostaba un dólar por ella.
Jobs era un hombre carismático y expresivo. Un vendedor por naturaleza. Un oráculo de su industria que estudiaba en detalle los usos, las costumbres y las necesidades de sus consumidores. Sabía más de sus clientes que ellos mismos.
Sus Keynotes, como se conoce en el mundo Mac a los eventos en los cuales presenta sus nuevos productos se hicieron legendarias y son materia de análisis y estudio en las clases de comunicación, mercadeo y publicidad.
Solía subir al escenario en Blue Jeans, tenis y buzos cuello de tortuga de color negro. Era como un sumo sacerdote frente a sus feligreses que salían por el mundo a predicar las bondades y beneficios de la última innovación de la compañía de la manzana.
Hasta no hace mucho, cuando ya parecía que había agotado todos los temas y parecía llegar al final de una presentación final, soltaba su famosa frase: «One more thing» y sorprendía al mundo tecnológico con una innovación impactante.
Su terca insistencia en la estética minimalista, el diseño cuidadoso y el uso de materiales de alta calidad hizo que los productos de Apple sean calificados como de alto calibre. Calificación que justifica sus altos precios cosa que Jobs parecía no importarle.
El carisma y la fortaleza de Jobs parecían invencibles. Uno de sus ingenieros comenta que en su presencia se creaba un «campo de realidad distorsionada» porque, en persona, era capaz de convencer a cualquiera sobre casi cualquier cosa.
Steven Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955 en San Francisco, hijo de Joanne Schieble, una estudiante de posgrado, soltera y Abdulfattah Jandali, un estudiante originario de Siria. Fue entregado en adopción a Clara y Paul Jobs, quienes alentaron su afición por la electrónica. Se graduó de la secundaria en 1972 y se inscribió en la universidad Reed College en Portland, Oregón, pero pronto abandonó los estudios para dedicarse a lo que realmente le gustaba.
Se fue Steve Jobs. Nos deja como legado una manera de ser y hacer. Nos enseñó que todas las cosas, por complejas que sean se pueden hacer de manera sencilla y fácil. Que la tecnología y el arte son compatibles. Que siempre habrá personas atentas a reconocer los buenos productos y dispuestas a pagar bien por ellos. Que la calidad, la funcionabilidad y la belleza pueden ir de la mano.
Se fue Steve Jobs. Nos deja la reflexión de que en este mundo nada pasa porque si, que todo lo que nos pasa tiene una razón de ser y un objetivo. Que la clave está en entender y conectar los puntos. Que siempre, aún cuando las cosas se ponen más difíciles, siempre debemos tener la humildad y el valor para volver a empezar.
Thank you, Mr. Jobs