Colombianos presos en China claman justicia

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BOGOTA, 06 de Julio ­_RAM_ Shanghái es la capital económica de China. Ocupa una superficie de 6.340 km². Administrativamente, Shanghái es una de las cuatro municipalidades de la República Popular China administradas directamente por el gobierno central del país. La lengua local no es el mandarín, sino el shanghainés, una variedad de chino wu, Actualmente es el mayor puerto del mundo por volumen de mercancías y es un destino turístico por sus monumentos. Es la ciudad más poblada de China y una de las más pobladas del mundo con más de 20 millones de habitantes, y también se destaca porque se ha vuelto un verdadero infierno para un grupo de colombianos que en busca de mejor fortuna y solución a sus problemas económicos ha caído en la trampa de ser mulas del narcotráfico, especialmente gentes del Eje Cafetero.

La madrugada de este sábado 6 de julio no la puedo calificar de común y corriente para mí, pues soy del Eje Cafetero y mientras trataba de conciliar el sueño, me encontré con un programa en Caracol Radio, dirigido por el periodista Herbin Hoyos Medina, que trataba un tema bastante doloroso, como es el de las mulas que viajan al exterior y se encuentran abandonados de las manos del Gobierno y de todas las autoridades nacionales, pues muchos de ellos caen en las prisiones, en donde es poco lo que se puede hacer por ellos y precisamente por eso comencé hablando de China, porque parece que es el destino predilecto de las redes del narcotráfico para llevar su droga.

Las historias fueron bastante dolorosas, hay desde humildes campesinos, estudiantes que no han podido ingresar a la universidad, comerciantes caídos en desgracia y simplemente hombres responsables de las obligaciones de su familia, que en un momento de desespero, fueron contactados por esos cazadores malévolos que les dañaron la cabeza y desaparecieron como por arte de magia, dejando todo lo que tenían en el país en especial sus familias, con la ilusión de regresar para solucionar los problemas que los aquejaban.

El periodista preguntó y preguntó, pero las respuestas de los familiares eran evasivas, porque según sus propias respuestas, a muchas de las familias les han amenazado y se dice que aproximadamente a que se hace cada dos años para que esta se conmute por la cadena perpetua, la que puede reducirse según el trabajo y el comportamiento de los mismos.

Según contaron, al ser detenidos se les lleva a un centro especial en donde la justicia es más rápida que la colombiana, pues se les condena de inmediato a la pena de muerte, pues por lo menos eso sucede en Shanghái, porque hay otras regiones en donde la justicia es un poco más blanda y si se puede decir salen mejor beneficiados, muestra de ello es un connacional que solo debe pagar 7 años y es el único que tiene esperanza de regresar con vida al país.

Después de dos años y que se les conmuta la pena de muerte por la cadena perpetua, pasan a cárceles, las que tienen un reglamento bastante estricto y en donde sigue el sufrimiento por el cambio de costumbre tanto en la alimentación como en la falta de saber el idioma y lo estricto que se presentan las reglas de cada centro carcelario.

Es tremendo cuando los familiares han desaparecido y algunos de ellos llaman personalmente, para decir que están detenidos en China, un país que sus familias no han oído hablar y que mucho menos conocen y del que únicamente pueden saber que queda al otro extremo del mundo. Otros tienen que esperar hasta que las autoridades chinas se comunican con las autoridades colombianas en ese país y los cónsules piden los teléfonos y después de un tiempo dan la mala noticia a quienes están en la zona que en otrora fuera la más cafetera de Colombia y el mundo.

Muchos familiares se quejan que la ayuda del Gobierno es casi nula, pues madres, esposas, hijos han llegado hasta la Cancillería en donde han pedido que se les ayude para repatriar a sus seres queridos, se les escucha, pero a la hora de la verdad pasa el tiempo y no se hace nada.

Lo que más temen es escuchar esas palabras de boca de sus familiares, que les dicen en llamadas telefónicas que les dejan hacer de 20 minutos cada 4 o 6 meses, que están condenados a muerte, también los dejan escribir extensas cartas en donde narran su dolorosa situación y piden ayuda, la que estos que viven en Colombia no les pueden dar.

Hay un caso bastante grave de un patriota, que fuera de estar condenado a muerte padece un cáncer terminal y fue trasladado a uno de los hospitales en donde se les presta asistencia médica y en donde según el pronóstico médico puede fallecer de un momento a otro, lejos de su familia y de su patria. Se diría que da lo mismo porque de todas maneras va a morir, pero la situación es inhumana.

La pena que le da a cada uno de los procesados depende de los kilos que haya llevado y por lo general pasan de los 500 kilos, lo que quiere decir que desde el momento de su detención ya están condenados a muerte.

Me uno al clamor de estas familias, y le pido al Gobierno que haga algo, en especial a la Canciller Holguín, que tanto ha trabajado por la buena imagen del país en el exterior y esto precisamente tiene que ver con esa buena imagen.

Los familiares en sus declaraciones al periodista por Caracol Radio, estuvieron de acuerdo que necesitan ayuda para la repatriación de sus seres queridos, pero insistieron que lo principal era tomar correctivos para que haya trabajo, para que se eduque mejor a los jóvenes y que no estén dispuestos a caer en las garras de quienes ellos mismos califican de oportunistas, quienes les dañan la cabeza y los mandan a un verdadero precipicio, a un viaje que por lo general no tiene regreso.

 


Por Rudames/ 
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