Derecho a la información no se resuelve sólo en la libertad de Prensa

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Por Leonardo Agudelo Velásquez

La constitución de 1991 declara un derecho ciudadano a ser bien informado, como garantía para el ejercicio de la democracia

El riesgo a no ser bien informado se convierte cada vez más en una razón de la apatía hacia el estado democrático y la participación ciudadana, en una alejamiento del ciudadano de sus instituciones y de su compromiso con ellas.

Existe además, un deslizamiento creciente hacia Internet, como fuente diversa, flexible, global y gratuita de información que ha llenado las expectativas de algunas personas para tener una buena información. De acceso limitado para el universo de la ciudadanía, ha permitido a algunos desarrollar una estrategia de información como elemento vital para un ejercicio responsable de la ciudadanía.

Internet es una forma novedosa de comunicación e información con herramientas y recursos que están cambiando las formas de interacción global. Están fundando la ciudadanía global, y aunque actualmente su difusión, herramientas y medios tienen una cobertura que ha superado posiblemente al número de lectores de prensa escrita y semanarios, puede llegar a rivalizar en un futuro cercano con la televisión. Es innegable que están cambiando el mercado de la información, a una ecuación que nadie ha logrado resolver hasta ahora: ¿Cómo lograr que la información colocada en Internet sea rentable? Arrebatarle a ese modelo [diverso, flexible, global y gratuito] la gratuidad para poder cobrar por la información.

El deslizamiento del algunas capas de población a la información de Internet, los ha alejado consistentemente de la compara de prensa escrita y los semanarios y se ha volcado a acceder gratuitamente a los portales de Internet y una vez allí constata otras fuentes de información atractivas, flexibles que carecen de algunos de los defectos de los medios radiales, impresos y televisiva de información. El modelo actual de información no desaparecerá de un día para otro, pero esta mutando a un nuevo universo del cual ahora se están escribiendo las reglas.

Algunos han aprendido que estar bien informado no solo depende de la profesionalidad, ética o espíritu de servicio de aquellos que se dedican al tema. La primera advertencia es que si se desea una buena información no se puede ser un receptor pasivo de la información: hay que estas activo —tomando como inspiración el lema de movimientos pacifistas: «es mejor estar activos hoy que radiactivos mañana»—.

Algunos ciudadanos buscan el derecho a estar bien informado — que algunos suelen confundir de forma mecánica con este derecho con la libertad de prensa, que es solo uno de varios elemento de una buena información— no solo en la buena voluntad de periodistas, medios o autoridades de comunicación, sino que han desarrollado una estrategia de información: Vg. anotando como en un campeonato, puntos a favor o en contra de medios y periodistas. Gracia a ello pueden determinar cual fuentes es confiable y cual no. Otros confrontan diversos medios, basándose en portales informativos en Internet y sacando sus propias conclusiones. Formándose una opinión critica acerca de la realidad. Pero esta idea de una posición activa y crítica frente a los medios solo corresponde a una pequeña franja de ciudadanos que ven con buenos ojos como algunos medios de televisión tienen en su plantilla de empleados un personaje llamado el «veedor del televidente». Un periodista que canaliza las quejas de la audiencia ante el canal, lo cual no es un modelo perfecto pero permite una línea de comunicación de la audiencia hacia el medio de comunicación que tiene tanto impacto en la vida ciudadana.

Una parte de las luchas ciudadanas parecen estar dándose en el terreno de la información, hasta ahora algunos vislumbran el riesgo de una información parcial, manipulada, interesada, que transmite una poca evidencia y una gran cantidad de opiniones disfrazadas de noticias, que ofrecen una visión simplista, unipolar de la realidad, donde la mayoría puede estar quedando en el terreno de la desinformación, no advirtiendo de paso el peligro de encontrarse en ese terreno, con una merma en su capacidad de decisión sobre el rumbo posible y mejor para su sociedad, comunidad, ciudad y nación.

Los medios de comunicación deben evitar usar su poder para caer en la tentación de solo ofrecer la posición de pocos grupos de interés, por poderoso que ellos sean, que aprenden a mimetizar sus intereses haciéndolos circular como contenido informativo en los medios, integrados por personas susceptibles a ofrecimientos que acrecientes sus intereses. Estas técnica corporativas, políticas y de grupos de interés, pueden estar llegando a colocarse en esa zona de riesgos que hace peligrar el derecho a la información, lo que inevitablemente esta erosionando el derecho a un conocimiento veraz, objetivo y equilibrado de la realidad. Cerrando el horizonte complejo de la realidad por una información que reduce inevitablemente la capacidad de elección de los ciudadanos: una de las grandes ventajas del sistema democrático, haciendo que este pierda parte de la esencia del valor de la ciudadanía.

Cada vez se hace mas necesario multiplicar los esfuerzos de veeduría ciudadana en el frente del comportamiento de los medios de comunicación, advirtiendo a la comunidad los riesgos de estar desinformados, las técnicas más frecuentes de desinformación, los síntomas de la desinformación y las causas mas frecuentes.

La desinformación fue un arma desarrollada al interior de las guerras y parece estar expandiéndose cada vez mas sobre la opinión pública, oscureciendo la capacidad de análisis del ciudadano, principal garantía para superar los retos y desafíos del mundo actual.

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