Por: Javier Mozzo Peña
De vuelta a las actividades laborales diarias, tras las vacaciones de fin y comienzo de año, varios aspectos sacuden la realidad colombiana. Sacudón de realidades.
No mucho cambió en el comienzo del 2024 frente a lo dejado en diciembre, cuando la rutina dio paso al clima cálido, el bloqueador solar y las picaduras de los mosquitos, característicos de las vacaciones que se puede permitir la mayoría de colombianos en su país.
Por su gravedad, el sacudón de realidad ya lo ofreció el Consejo Gremial Nacional, con un nuevo llamado al Gobierno para que se garanticen mínimas condiciones de seguridad y paz que requieren las empresas.
No pasaron los primeros 20 días del 2024 y ya la principal empresa productora de cartón fue víctima de ataques terroristas en los que se incineraron camiones y más de 127 hectáreas de plantaciones en el Valle del Cauca.
También fue quemada maquinaria para actividades agrícolas del cultivo de caña en el norte del Cauca, así como el secuestro de un conductor y su ayudante, mientras desconocidos quemaron un camión que transportaba alimentos en Norte de Santander.
Hechos que se han vuelto paisaje y por cuya solución se escuchan los gritos desesperados de los empresarios.
En Antioquia, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Valle del Cauca, sedes de emprendimientos que por décadas han respondido por el crecimiento de la economía de Colombia, campea la violencia de grupos armados ilegales.
Ya en los primeros días del 2024, casi 40 colombianos habían muerto en la vía entre Chocó y Antioquia, arrastrados por deslaves, mientras esperaban a que se levantaran bloqueos hechos por personas extorsionando a los conductores de vehículos, según acusaciones que deben ser objeto de investigación por parte de las autoridades.
Otro baño de realidad también lo proporciono el DANE, la institución responsable de las estadísticas del país.
Reveló que por noveno mes consecutivo, en noviembre del 2023, la producción real de la industria se había contraído, esta vez en un 6,4 por ciento anual, mientras que las ventas del comercio se desplomaron un 7,3 por ciento.
Se respaldan así muchos de los pronósticos en torno a que el país haya caído en recesión en el último trimestre del 2023 y que muy posiblemente el crecimiento agregado de todo el año haya sido de menos de un lánguido 1 por ciento.
De las 39 actividades industriales investigadas por el DANE, 32 registraron variaciones negativas. Importante detenerse a mirar que rubros como el ensamblaje de automóviles marcó un desplome de casi el 70 por ciento anual a noviembre del 2023, que se llevó consigo al abismo la fabricación de productos de caucho y de autopartes, entre otros sectores.
La fabricación de azúcar, panela y textiles, que por más de un siglo han soportado la marcha de empresas familiares en las economías regionales, también estuvieron deprimidas al finalizar el 2023, sin que se vislumbren políticas claras de parte de las autoridades económicas.
El desabastecimiento de medicinas ya es una constante y es especialmente grave en tratamientos de enfermedades infantiles y contra el VIH. Se presenta en medio de una contracción de más de 7 por ciento anual en la fabricación de productos farmacéuticos y sustancias químicas medicinales.
A propósito, nada que nombran en propiedad a un director para el Invima.
Achacar al sector privado y sus utilidades los procesos inflacionarios, echando mano de teorías esbozadas en la década de 1950, fue el saludo de año nuevo con el que las autoridades económicas colombianas recibieron a los empresarios.
Sin duda un sacudón de realidad proveniente de un gobierno en el que no se ha sentido un compromiso claro por impulsar la iniciativa privada, con lo que, sin duda, se daría un golpe certero a la inflación.
Desconcierto causa que en el estudio en el que pareció basarse dicha narrativa se sugiera imponer más tributos a las empresas, cuando es el propio Gobierno el que está abonando el terreno para una nueva reforma que, al contrario, plantea una baja en la carga empresarial, a costa de los asalariados.
Semejante teoría de sugerir que las utilidades empresariales causan inflación, ampliamente estudiada en ámbitos académicos y organismos internacionales, merecía mucho más profundización y evidencia empírica sólida que un escueto comunicado de prensa de menos de dos páginas del Ministerio de Hacienda.
En medio de todo, un baño de esperanza lo proporcionó el presidente de Argentina, Javier Milei. Alejado de los discursos bien pensantes en torno al impacto que la acción del hombre produce en el clima o la justicia social, llamó héroes a los empresarios.
Ante el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), cuyos ecos aún resuenan en redes sociales, el recién posesionado mandatario instó a los emprendedores a rebelarse en contra de la marcha estatista que gobiernos están llevando a los países, muchos de ellos en vías de desarrollo, como Colombia.
Realidades dejadas en el 2023 y que continúan en el 2024 y cuya solución aún es demandada por los colombianos a su gobierno.
Pero, en cambio, ha habido “mucho discurso, mucha polémica y pocas cosas concretas para beneficio de nuestro país”, como lo resumió el ex ministro colombiano, Mauricio Cárdenas desde el Foro Económico Mundial.