
Por: Fernando Salgado – MD
Ocurre con frecuencia. No solo en Colombia sino en la mayoría de países del mundo cuando se habla o debate sobre temas relacionados con la salud utilizar indistintamente términos como necesidades sociales, riesgos sociales, barreras sociales o determinantes sociales de la salud para describir fortalezas, debilidades, retos, desafíos y barreras de acceso.
Sin embargo, cuando hablamos de la necesidad de promover la equidad en salud, los términos resultan ser confusos aún para altos funcionarios del Estado responsables de la formulación de políticas públicas.
Las determinantes sociales de la salud (DSS) son aquellas condiciones del entorno donde las personas nacemos, vivimos, aprendemos, trabajamos, jugamos, amamos y envejecemos y que para bien o para mal afectan una amplia gama de resultados y riesgos de salud y la calidad de vida de la población.
Por lo tanto, el derecho fundamental a la salud no solo depende de aquellas actividades que realizan las entidades promotoras o prestadoras de salud sino con las condiciones del entorno que debe garantizar el Estado y por supuesto, al auto cuidado que debemos tener los individuos en la sociedad.
Universalmente se considera que estas DSS se agrupan en varios aspectos para lograr ese estado ideal de bienestar y equilibrio Biopsicosocial.
Cuatro determinantes de la Salud
En primer lugar, la estabilidad económica, tal vez el mayor problema en el país, esa pobreza multidimensional y miseria que es la causa de problemas gravísimos como aquel de la nutrición infantil y de los adultos mayores.
Para poder garantizar un buen estado de salud la Nutrición debe ser CESA (Completa, Equilibrada, Suficiente y Adecuada) Una vieja nemotécnica decía que: “Si la alimentación no es CESA la vida CESA”.
Tema que es una verdadera urgencia y que deben resolver y atender otras entidades diferentes a las de la salud.
En segundo lugar y fundamental para el desarrollo de un país, es el acceso y la calidad en la educación.
En tercer lugar, la adecuada infraestructura de barrios y entornos incluidos los servicios públicos y en particular los sistemas de acueducto, alcantarillado, energía y la vivienda digna.
Resulta por lo demás insólito, tratar de responsabilizar a las entidades promotoras de la salud o los hospitales, por la ausencia de agua potable en las regiones remotas del país.
En cuarto lugar, la salud debe garantizarse con oportunidad, fácil acceso y calidad y si bien son muchos los aspectos que debemos mejorar.
Justo es reconocer que entre los derechos sociales en nuestro país, la salud no es solo el de mayor cobertura, sino el más reconocido por los ciudadanos en especial los más pobres y vulnerables por la protección financiera que les brinda el sistema.
Razón por la que para la mayoría de los expertos en el mundo lo consideran uno de los mejores y un modelo a seguir pues constituye la alianza público privada más importante en materia de salud en nuestra región.
El contexto social
Finalmente es de suma importancia el contexto social y comunitario gravemente afectado por la proliferación de bandas criminales aliadas con el narcotráfico que generan terror e inseguridad a los ciudadanos, afectando la salud mental de la mayoría de la población que hoy ve con tristeza y preocupación lo que ocurre en las ciudades y zonas rurales, al tiempo de incrementarse la delincuencia común, el abigeato, la extorsión, el secuestro y el asesinato de lideres sociales.
Cuando se abordan debates sobre políticas públicas o de reformas “estructurales” por las desigualdades que influyen por ejemplo en la salud, es necesario, revisar el tema de esas determinantes sociales o como hoy día lo denominan algunos expertos por considerar es más accesible y comprensible para las comunidades y es el de “IMPULSORES SOCIALES DE LA SALUD” término que al mismo tiempo describe con mayor precisión la capacidad de los encargados de formular y ejecutar las políticas públicas.
Finalmente, mientras continua el debate, no se pueden dejar de lado las actividades de salud pública, prevención de la enfermedad y promoción de los estilos saludables de vida y entre ellas, fortalecer los programas de vacunación, la medida de protección especifica más efectiva que hay en salud y por ello, es urgente actualizar y modernizar el plan nacional o ampliado de vacunación PAI, como lo propuso la senadora Norma Hurtado, introduciendo nuevas vacunas incluidas las de los adultos obviamente y aquellas tendientes a minimizar la enfermedad en zonas endémicas como es el caso del dengue.
Sobre este tema sí que es urgente tomar decisiones.
FERNANDO SALGADO MD.