Caos

CAOS
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Por: Carlos Gustavo Cano* 

El anuncio formal sobre el aniquilamiento de la Regla Fiscal por parte del jefe del Estado, la cual es el pilar fundamental de la disciplina en torno del manejo de las finanzas públicas, conforma la amenaza más grave del actual gobierno contra la estabilidad macroeconómica de la Nación. Caos.

El paso que le quedaría a fin de destrozarla por completo sería la usurpación de la independencia de la autoridad monetaria, la máxima conquista de la Constitución de 1991 en esta materia. 

Sin embargo, a juzgar por la reacción de los mercados hasta ahora, estos no parecen creerle. 

O sea, comienzan a dudar hasta de la efectividad de su capacidad de seguir haciéndole daño al aparato productivo. 

Pero, sin duda, la lesión enorme e inocultable es contra el patrimonio superior a fin de garantizar el buen funcionamiento de cualquier sociedad: la confianza de propios y extraños en su porvenir inmediato. 

Ya lo veíamos venir. En un reciente reportaje, el 7 de octubre pasado en la revista Semana, lo advertía en estos términos, en los que no vacilo en insistir: 

“Hoy en día el Banco de la República, la independencia de su Junta frente al Gobierno, la Regla Fiscal y su Comité Autónomo constituyen los ejes de la estabilidad macroeconómica de este país. Me parece atentatorio contra la democracia. Esto es echar por la borda lo que Colombia ha construido en materia institucional frente al manejo macroeconómico y tras todo ello está el funcionamiento de la democracia. Me parece absolutamente grave, irresponsable, atentar contra esas instituciones siquiera insinuando que van a revisar o que van a modificar o que van a echar por la borda lo que se ha logrado. No ha habido una amenaza peor contra la institucionalidad y contra el funcionamiento de la sociedad colombiana…La confianza se está perdiendo en el manejo económico, si ya no está perdida. Estamos en manos irresponsables frente al manejo macroeconómico del país.” 

Es de esperar que la academia; los tanques de pensamiento económico, social y político; el Congreso;as cortes; los gremios y sindicatos; los partidos; los medios de comunicación y sus orientadores se manifiesten. Colombia clama porque así sea. 

Las generaciones futuras no nos perdonarían nuestra indolencia frente a los acontecimientos de la hora presente. 

El desespero de los gobernantes siempre que cae en desgracia su popularidad por cuenta de sus propios y exclusivos yerros, suele ahondar la torpeza de sus quehaceres de cara al deber ser en los asuntos públicos. 

Es la hora de rectificar con humildad y a tiempo. No sea que la grandeza, que tanto y consuetudinariamente invocan, se torne en una vergüenza histórica que aplaste los hombros del pueblo que los eligió.  

Lenin sostenía, con razón, que el camino más efectivo y expedito para derrotar al enemigo es corromper su moneda, la mercancía común más sagrada entre todas. ¿Acaso el enemigo es nuestro propio pueblo?     

*Profesor de Uniandes, ex codirector del Banco de la República y Ecopetrol, y ex ministro de Agricultura 

Bogotá, noviembre de 2023        

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