Por Michael Sandoval.
El Efecto Cantillon en Colombia:
O cómo imprimir dinero y “ayudar a los pobres”… ayudando primero a los amigos
El efecto Cantillon es esa magia económica donde el dinero recién creado no llega a la gente, sino que primero pasa por un spa de élites políticas, se broncea un rato, se maquilla, y luego sí, ya cansado, llega a los ciudadanos comunes cuando los precios están por las nubes.
En resumen:
Primero se enriquecen los de arriba, luego se empobrecen los de abajo.
Pero con discurso progresista para suavizar el golpe.
Ahora, versión Colombia 2022–2025.
1. El Estado imprime dinero o expande gasto
(Que aquí es casi lo mismo)
El gobierno dice:
“Necesitamos más Estado para proteger a los pobres.”
Traducción:
“Necesitamos más plata para repartir entre contratistas, ONGs amigas, campañas políticas y burócratas recién nombrados.”
Porque en Colombia la plata nunca se pierde, simplemente cambia de bolsillo.
2. ¿Quién recibe el dinero primero?
Los primeros beneficiados son:
El Estado central y sus ministerios eternamente sobrepoblados
Las ONGs “progresistas” que salieron de la nada pero con jugosos contratos
La burocracia que se duplicó en entidades que ya no caben en sus propias sillas
Contratistas de “paz total” cuyo trabajo es enviar informes de PowerPoint sobre líderes sociales que nunca visitaron
A estos primeros receptores del dinero no les suben los precios aún, porque ellos mismos son los que inflan la economía con el gasto.
Son los ganadores de la lotería monetaria: reciben plata fresca antes de que valga menos.
3. ¿Quiénes reciben el dinero de últimos?
Los perdedores oficiales del efecto Cantillon:
Los trabajadores
Los que ganan mínimo
Los emprendedores pequeños
Los que ahorran en pesos (o sea, héroes anónimos)
Las familias que creen que el Estado “piensa en ellos”
Cuando el dinero les llega, ya está quemado.
Y lo único que encuentran es:
El mercado más caro
El arriendo más caro
La comida más cara
La ropa más cara
El pasaje más caro
Pero tranquilos, dicen desde el poder: “La inflación es culpa del capitalismo”.
Ejemplos del Gobierno Petro donde se ve clarito el Efecto Cantillon
Ejemplo 1: La “Paz Total”
Una máquina perfecta del efecto Cantillon.
Miles de millones en contratos, girados antes de que se viera un solo resultado real.
¿Quién recibió el dinero primero?
Contratistas cercanos
Operadores de programas improvisados
ONG nuevas que mágicamente sabían exactamente a quién llamar en el gobierno
¿Quién recibió el “beneficio” al final?
La gente de los territorios cuando vio que la violencia aumentó, no disminuyó.
Los ciudadanos que pagan precios más altos porque el Estado engordó más.
Los primeros receptores del dinero salieron felices.
Los últimos recibieron más violencia y más inflación.
Cantillon estaría orgulloso de lo “bien aplicado” que quedó su teoría.
Ejemplo 2: El Fondo de la UNGRD y los carrotanques “evaporados”
La reforma ilustrada del agua potable:
Carrotanques comprados con sobreprecio, contratos cruzados, facturas creativas y operadores que vieron el dinero fresco antes de que el agua llegara a La Guajira.
¿Quién recibió el dinero primero?
Los directivos del Fondo
Los operadores privados
Las redes políticas que recibieron anticipos generosos
¿Quién recibió el “beneficio” al final?
Los habitantes de La Guajira, que siguen esperando agua
Los contribuyentes que ahora pagan la inflación producida por el gasto
El efecto Cantillon en modo caricatura:
Los amigos llenos de plata y los pobres llenos de sed.
Ejemplo 3: Los nuevos ministerios, cargos y nóminas
Cada vez que se crea una nueva entidad, el gobierno dice:
“Esto es para el pueblo.”
Pero el pueblo nunca ve la nómina.
Los que sí la ven son:
Los asesores
Los recomendados
Los activistas premiados con puestos creados para ellos
Los operadores políticos de turno
Esos sí reciben plata fresca, salarios muy buenos y contratos jugosos.
¿Y los ciudadanos?
Solo ven el resultado final: inflación, impuestos y servicios más caros.
Otra vez el efecto Cantillon actuando como reloj suizo.
Conclusión
En Colombia el efecto Cantillon no es una teoría económica.
Es una tradición nacional.
Y el gobierno actual lo ha llevado al nivel de arte:
Primero se reparten la plata entre los cercanos, luego culpan al capitalismo por la inflación, y después exigen más Estado para “arreglar lo que ellos mismos dañaron