Bogotá.- Según el informe global «Workforce of the Future» del Grupo Adecco, una cuarta parte los trabajadores dice que su salud mental ha empeorado durante el último año. Es tiempo de Slow Work, trabajar despacio.
El agotamiento sigue siendo un problema universal que afecta a los encuestados independientemente de su edad, nacionalidad o sexo.
El agotamiento laboral sigue siendo motivo de preocupación para el 50% de la fuerza trabajadora.
Los empleados quieren trabajos en los que se sientan menos cansados y tener un equilibrio entre él y su vida personal.
Un 35% dice que renunciará en los próximos 12 meses debido a preocupaciones profesionales o personales causadas por el agotamiento.
Aunque el cansancio laboral o burnout va en aumento, no es un fenómeno nuevo.
Es cierto que se ha convertido en un tema actual, ya que debido a la pandemia se desdibujaron las líneas del trabajo y el hogar, dando paso a la nombrada “cultura hustle” o “cultura del ajetreo”’.
Aquí es donde entra en juego el Slow Work, la antítesis de la cultura hustle o del ajetreo.
Slow Work busca redefinir la forma en que las personas abordan la productividad y la multitarea en su vida laboral.
En lugar de usar la sobrecarga como una insignia de orgullo, ahora hay un movimiento creciente que lo evita, con la esperanza de centrarse en formas de trabajo más sostenibles.
Este término fue acuñado por el periodista canadiense Carl Honoré hace casi dos décadas en su libro “Elogio de la lentitud” en 2004.
Sin embargo, la idea no ganó demasiada atención en ese momento. Ahora, sus defensores se pueden encontrar en todas partes, desde Tik Tok hasta el diario The New Yorker.
Slow Work, ralentizando la jornada laboral
Los adeptos del Slow Work dicen que el desplazamiento para asistir de manera presencial al lugar de trabajo -en especial cuando se realiza cinco días a la semana-, es contraproducente,.
El estrés del tráfico o el transporte público no solo puede afectar el bienestar, sino también las horas de trabajo, lo que hace se realicen más labores en un periodo corto.
El movimiento aboga por un enfoque de calidad sobre cantidad, alejándose de la idea de que un día ajetreado dedicado a hacer malabarismos con las tareas es la forma más productiva.
El cambio sugiere que la mejor manera para que los trabajadores prosperen es permitirles el espacio mental para concentrarse en una sola tarea y el tiempo para hacerlo lo mejor que puedan.
Esta tendencia tiene el potencial de reducir la carga sobre los colaboradores.
Se estima que el estrés laboral les cuesta a las empresas colombianas más de 60 mil millones de pesos anuales. El Slow Work, además de mejorar el bienestar de los empleados, también puede tener un impacto financiero directo e indirecto.
También se pueden ver beneficios adicionales en la contratación de talentos que se ha vuelto más difícil.
Aunque existe una gran demanda de trabajadores muchos buscan tener una cultura laboral que se centre en su bienestar lo que se convierte en una forma segura de brindarle a la organización la mejor oportunidad de atraer y retener a los candidatos más fuertes.
Lo mismo puede decirse de los beneficios laborales.
Una encuesta reciente del Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD) sugiere que el 87% de las personas desearía tener un cierto grado de flexibilidad, aumentando al 92% en las generaciones más jóvenes.
Así las cosas adoptar el enfoque de trabajo flexible del Slow Work puede ayudar a las compañías a reclutar talento y estar a la vanguardia para atraer a los profesionales del futuro.
El Slow Work también promueve el espacio libre en el lugar de trabajo.
Alienta a las personas a tener límites claros entre su empleo y ocio.
Eso significa que no hay correos electrónicos fuera del horario laboral ni expectativas de trabajar durante las vacaciones.
Mantener una línea estricta entre los dos ayuda a evitar la mentalidad de ”’siempre activo” que puede ser un factor importante de la causa del agotamiento.
En conclusión, esta tendencia busca que poco a poco se mitiguen algunos de los malos hábitos laborales adquiridos en la era digital.
Sin embargo, se debe evaluar si tiene usos prácticos o se puede implementar en ciertas industrias.
Si bien, su apogeo está sucediendo y a su vez, promueve una conversación saludable sobre cómo le gustaría vivir y trabajar a la gente.