James, el galáctico

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Por: Esteban Jaramillo.–

Bogotá, 20 de Julio ­_RAM_  Freddy Rincón marcó el camino, en el 95. Era un mediocampista-total, que procedía de Nápoles donde había sido figura. Primer colombiano en el Real Madrid. Su técnico, Valdano. Luego Congo en el 99. Llegó del Once Caldas, Jugó y se fue. Hace un año el furor era Falcao, siempre en la agenda de la casa blanca. El turno ahora es de James. Deslumbrante. Consagrado en el mundial donde jugo para fortalecer su fama y la ilusión del pueblo Colombiano. Pequeños detalles, las últimas costuras de un contrato millonario, lo separan.

James llega al Madrid como Distefano en el 52, como Zidane en 2001, como Cristiano y Kaká en 2009, o como Bale el año anterior. Vestido de figura. El lugar mágico, donde todos quieren estar. Donde se aglutinan las grandes estrellas del balompié con un equipo de ensueño, afamado y reconocido, perfumado y millonario. El Real ve en él, el potencial de sus grandes astros y confía, pleno, en el acierto de su elección.

Pero no será fácil para nuestro ídolo. Lo esperan la exasperante presión de ganar, de jugar siempre bien, de no errar pases, ni fallar en el gol; de esquivar lesiones y de enfrentar la rudeza de la competencia, con un vestuario lleno de prepotencia. Y la caverna. Así llaman al periodismo de Madrid. Tan dado a construir mitos y a derrumbarlos en un santiamén. A no tener paciencia, ni escrúpulos, a la hora de criticar. Si triunfa será por siempre héroe mundial. De lo contrario la victima elegida para los derroches destructivos de la prensa voraz.

James con Cristiano, Con Bale, con Tony Kross.

Con la obligación de sentirse superior al resto, de reafirmarse como estrella, de ponernos a todos con la boca abierta, a seguir al Real Madrid.

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