
María Claudia Lacouture, presidente AmCham Colombia
Cartagena de Indias.- En un momento de creciente tensión comercial global, Colombia se enfrenta al desafío de responder con inteligencia y estrategia a la nueva política proteccionista de su principal socio comercial: Estados Unidos.
María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), conversó con periodistas para analizar el panorama actual, los riesgos de una retaliación arancelaria y las oportunidades que aún pueden aprovecharse.
Aranceles recíprocos: ¿una mala idea?
La propuesta de imponer aranceles recíprocos a los productos estadounidenses ha sido evaluada por el gobierno colombiano. Sin embargo, Lacouture advierte que esa medida sería «un tiro en el pie». Las cifras lo demuestran: las exportaciones colombianas a EE. UU. representan apenas el 0.5% de sus importaciones totales, y las importaciones de Colombia desde EE. UU. solo el 1%. Cualquier retaliación comercial no afectaría significativamente al gigante norteamericano, pero sí podría golpear con fuerza el bolsillo de los colombianos, especialmente considerando que el 70% de los productos que Colombia importa desde Estados Unidos no se producen localmente.
El proteccionismo ya no solo se mide en aranceles
Aunque algunos analistas hablan de una nueva era de proteccionismo, Lacouture enfatiza que este fenómeno no es nuevo y se manifiesta también en barreras no arancelarias, certificaciones, normas técnicas y políticas públicas. Colombia, de hecho, ya es un país altamente proteccionista en comparación con otras economías. Lo que se requiere ahora, afirma, es una diplomacia comercial ágil y eficiente que defienda el “caso Colombia” ante las autoridades estadounidenses.
Diplomacia comercial, no confrontación
El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, vigente desde 2012, sigue siendo un instrumento clave. La orden ejecutiva del gobierno estadounidense que impone nuevos aranceles abre también una ventana para negociaciones con países con los que existen acuerdos comerciales. Colombia es uno de esos 14 países. Según Lacouture, el país debe actuar con urgencia para presentar su caso ante el USTR (Oficina del Representante Comercial de EE. UU.) y plantear una revisión técnica del arancel del 10% aplicado a productos colombianos, cuando el promedio arancelario real debería ser de alrededor del 2.86%.
Las consecuencias del vacío en el Ministerio de Comercio
Para Lacouture, la ausencia de un ministro de Comercio en propiedad representa un riesgo en este momento crucial. Se requieren acciones rápidas y un liderazgo que conozca a fondo tanto el entorno comercial estadounidense como las necesidades colombianas. Aunque reconoce que la cancillería y el embajador en Washington han avanzado en la apertura de canales, insiste en la necesidad de un trabajo conjunto y técnico con el sector privado.
Un llamado a fortalecer la productividad interna
En lugar de encerrarse en medidas proteccionistas que encarecen productos esenciales como el maíz, la solución estructural —plantea Lacouture— pasa por fortalecer la productividad de las empresas colombianas, especialmente micro, pequeñas y medianas, que componen el 99% del tejido empresarial. Colombia necesita una estrategia estatal clara que impulse la innovación, la adopción tecnológica y la competitividad de estas empresas para que puedan tener éxito tanto en el mercado local como en el internacional.
¿Oportunidad para Colombia como centro de manufactura?
La reconfiguración de los flujos comerciales globales podría abrir oportunidades para Colombia, pero también riesgos. El país podría convertirse en un mercado atractivo para productos que antes iban a EE. UU. y que ahora buscan nuevos destinos. Asimismo, podrían darse intentos de triangulación de manufactura por parte de empresas que quieren aprovechar los acuerdos comerciales colombianos. Para enfrentar estas dinámicas, se requiere vigilancia y uso eficaz de los mecanismos de defensa comercial establecidos en la Organización Mundial del Comercio.
Conclusión: inteligencia comercial en tiempos inciertos
En un contexto donde Estados Unidos busca fortalecer su industria nacional a través de aranceles, Colombia debe optar por la estrategia y no por la confrontación. Apostar por la retaliación sería costoso y poco efectivo. La mejor defensa es una buena ofensiva diplomática y productiva: fortalecer la posición del país en la mesa de negociación, aumentar la competitividad de su aparato productivo y aprovechar el TLC para diferenciarse frente a otros competidores.
En palabras de Lacouture, “en esta sacudida comercial global no hay ganadores, todos perdemos. Pero si actuamos con rapidez, estrategia y visión de largo plazo, Colombia puede salir fortalecida”.