Sobre la columna del señor Julio César Londoño

Comparte:

Por: Claudia López.– *

La columna del señor Julio César Londoño Yo también admiraba a Claudia López es una mezcla de mentiras y mala leche. Voy al grano. En su última columna el señor Londoño afirmó que arrogantemente me negué a recibir la denuncia de corrupción sobre un Concejal Verde que está ejecutando indebidamente un jugoso contrato de vacunación de perros y amenazando a un ciudadano. Afirmó que me negué a recibir la denuncia por pragmatismo, porque me interesan los votos del concejal, del Alcalde del municipio y del jefe político de ese Alcalde en el Departamento. No dio un solo nombre, lugar o hecho verificable con la excusa de proteger al denunciante. Como lo único que realmente está en riesgo es mi credibilidad, hice la investigación y desmiento con nombres, hechos y argumentos las calumnias de Londoño.

Henry Díaz, el contratista de la vacunación canina en Palmira no es concejal. Fue candidato pero no resultó electo. William Rendón, la supuesta fuente de Londoño, no es coordinador del verde. Es un ciudadano preocupado al que escuché con respeto y no me negué a recibir ninguna denuncia. Me negué a ir a un almuerzo por lo que explicaré más adelante. En 2015 acompañé a Tita Gutiérrez, una mujer maravillosa, como candidata al concejo en Palmira, pero no fue electa. Mal podría estar detrás de los votos de Henry Díaz a quien  no acompañé ni es concejal; ni mucho menos del Alcalde, que es de la U; ni de nadie electo en Palmira porque los denuncié junto con Duvalier Sánchez por fraude electoral en 2015; ni mucho menos de su jefe Dilian Francisca Toro, ¡a quien llevo 10 años denunciando!

Lo que sí ocurrió es que con mi amigo Duvalier y jóvenes voluntarios fui hace un mes a Palmira durante dos horas a hacer pedagogía y recoger firmas para la Consulta Anticorrupción. En Palmira, William y otras personas me abordaron con versiones y afirmaciones del siguiente tenor: que quizá destituyan a los concejales de Palmira porque eligieron ilegalmente al Personero; que eso sería bueno porque se cae el actual concejal Verde, Orlando Giraldo, que dicen que es de Roy. Pero que les preocupaba porque Henry Díaz, el que seguiría en la lista, es de Dilian. Ninguno me dijo nada de un contrato en particular sino de la expectativa de la destitución. Y querían que me fuera a un almuerzo con ellos a que les definiera si los verdes de Palmira apoyaban al de Roy o al de Dilian, o al que seguía en la lista. La conclusión es obvia: ¡ninguno es verde! Y lo que hay es una puja por quién se queda con una curul.

Claro que me negué a que me lleven de gancho ciego con gente que no conozco a un almuerzo que no he programado a que les resuelva semejante alacranera, por la cual la Dirección Nacional no ha reconocido ninguna dirección ni coordinador del Verde en Palmira. Me quedó claro que lo que tenemos que hacer es borrón y cuenta nueva y buscar ciudadanos, jóvenes y mujeres extraordinarias para rehacer el verde allá.

A todos los que me abordaron les pedí que me pusieran por escrito y con soportes lo que me estaban denunciando porque cada cosa es más grave que la anterior y no puede quedarse en chismes. Todos se comprometieron a enviarme los soportes, pero hasta la fecha ninguno de los bandos ni ciudadanos preocupados ha mandado ni ratificado nada. En Cali, Jamundí y Buga donde sí me entregaron denuncias de corrupción con soportes las hice públicas y las tramité esa misma semana.

A diferencia del columnista Londoño no hago anónimos ni los usó para calumniar a nadie. Como ciudadana, columnista, académica y senadora me he jugado la vida denunciando con nombre propio y evidencias rigurosas a bandidos y corruptos de todos los pelambres: desde expresidentes de la República pasando por congresistas hasta alcaldes de mi propio partido, como el de Yumbo, o militantes “verdes” en actos indebidos como en Quindío, Cúcuta y el Valle. A todo ciudadano que en persona o por redes me denuncia algo le doy mi celular y correo y le pido que me informe los hechos y envíe los soportes.  A diario recibo unos 50 correos con denuncias. Mi oficina ayuda en la verificación, pero lo mínimo que exijo es rigor con los hechos y algún soporte para darle traslado a una autoridad competente.

William y los demás pueden estar sentidos porque no acepté su invitación a almorzar. Y el señor Londoño tiene todo el derecho a la animadversión con mi persona, mis opiniones y actividad pública, que está bajo su control como ciudadano. Pero ni como ciudadanos ni menos como columnista tienen derecho a mentir y calumniarme, solo para sacarse un clavo personal o político conmigo; ¡difícil encontrar algo más resentido que eso!

*Senadora Partido Verde

Comparte:

Deja una respuesta