
América Latina y el Caribe se enfrentan a una coyuntura crítica.
Por Ricardo Galán
América Latina y el Caribe se enfrentan a una coyuntura crítica. El más reciente Informe Macroeconómico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado “Oportunidades regionales en medio de cambios globales”, traza un panorama en el que la región ha logrado estabilizar sus principales indicadores económicos tras la pandemia, pero todavía está lejos de encaminarse hacia un crecimiento sostenido e inclusivo.
¿Qué dice el BID?
El informe reconoce avances importantes: la inflación ha bajado, los bancos centrales actuaron con rapidez y los mercados financieros se han mantenido estables. Sin embargo, el crecimiento proyectado para la región —apenas 2,3% en 2025— sigue siendo insuficiente para reducir la pobreza, generar empleos de calidad y mejorar los niveles de vida.
Los desafíos estructurales siguen intactos: informalidad laboral, baja productividad, gasto público ineficiente, y vulnerabilidad fiscal. A esto se suma un entorno global incierto, marcado por el estancamiento económico en China, las tensiones comerciales entre potencias, y el aumento de los eventos climáticos extremos.
Tres oportunidades claves
A pesar del panorama desafiante, el BID identifica tres grandes oportunidades para la región:
- Integración comercial regional y nearshoring: América Latina solo comercia entre sí el 15% de su producción, frente al 55% en Asia o el 68% en Europa. Profundizar la integración puede generar cadenas de valor más resilientes y atractivas para la inversión extranjera.
- Formalización del empleo: Estudios citados en el informe estiman que reducir la informalidad podría aumentar el PIB regional hasta en un 19%, mejorar la recaudación tributaria y reducir la desigualdad. Pero requiere reformas laborales y fiscales profundas.
- Transformación productiva verde y digital: El informe destaca el potencial de la región en energías limpias, hidrógeno verde y digitalización. También llama la atención sobre el impacto —y la oportunidad— que trae la inteligencia artificial en la productividad laboral.
El dilema fiscal
Uno de los capítulos más críticos del informe es el que analiza la política fiscal. Aunque los países intentaron consolidar sus cuentas tras la pandemia, el 2024 trajo retrocesos. El promedio de deuda pública en la región se estabiliza en torno al 60% del PIB, pero con ingresos tributarios estancados y un gasto público plagado de ineficiencias.
El BID propone una consolidación fiscal basada en eficiencia: reducir transferencias mal focalizadas, mejorar la contratación pública y revisar subsidios. Estas medidas podrían liberar hasta un 4,6% del PIB para inversión social y productiva, sin recurrir a la austeridad.
Un llamado a la acción
En palabras de Eric Parrado, economista jefe del BID: “La región tiene una ventana de oportunidad que no debe desaprovechar”. El informe no es complaciente: sin reformas estructurales profundas, América Latina corre el riesgo de quedar atrapada en un ciclo de bajo crecimiento y alta vulnerabilidad.
Pero el mensaje es claro: aún hay tiempo. El destino de la región no está escrito. El nearshoring, la revolución digital y la transición verde ofrecen rutas posibles. La pregunta es si los gobiernos, los empresarios y la sociedad están dispuestos a recorrerlas.